¿Escuchaste hablar de los "terribles o temibles dos"? Es una descripción un poco equivocada y confusa de una etapa natural y esperable del desarrollo emocional de las infancias. Por eso, en el Blog almacenero de hoy, vamos a abordar este tema y dejarte algunas herramientas para que puedas poner en practica desde tu casa.
Aproximadamente entre los 18 meses y los 3 años comienzan a aparecer los “berrinches”, que al contrario de lo que pensamos habitualmente, es un indicador de salud que esperamos en el desarrollo de las infancias.
¿Por qué? Porque los niños y las niñas empiezan a autoafirmarse, demostrando (aunque con una gestión emocional todavía inmadura) lo que quieren y lo que no quieren, lo que les gusta y lo que no, etc.
Entonces, ¿que podemos hacer? Primeramente contar con esta información: este proceso es inevitable, y no lo podemos “manejar”. Lo que podemos hacer desde nuestro lugar de cuidadores referentes es acompañarlo a través de nuestras actitudes y actos.
Antes del estallido emocional:
- Modelando: Las infancias observan aunque nosotros/as no estemos prestando atención. Modelar una conducta es una buena primera manera de ayudarles a comprender qué hacer ante una situación. Por ejemplo, si quiero pasar con el auto y no me lo permiten, espero mi turno y no abro la ventanilla para gritarle a los demás conductores.
- Anticipar las situaciones: Esto no significa que el berrinche no vaya a aparecer, pero le permite al niño/a empezar a tramitar los eventos. Por ejemplo “en 5 minutos, nos vamos”.
- Observar a las infancias: ver que situaciones les generan más ansiedad angustia o estrés para poder trabajar en ellas desde otro lugar y en otro momento. Por ejemplo, a través de libros o juegos.
Durante el estallido emocional:
- Poniéndose a la altura, ofrecer cuerpo: poder hacer contacto visual, ofrecer (sin forzar) un abrazo para tranquilizarse
- Validando: ¿Cómo? Explicando lo que podemos ver o lo que inferimos que esta sucediendo. “Veo que estás enojado porque recién tiraste tu juguete al piso” “Creo que estás triste porque nos tenemos que ir de la plaza”, te entiendo.
- Ofreciendo alternativas: Después de poner en palabras la emoción (porque muchas veces las infancias a esta edad no poseen las herramientas para expresarse verbalmente) se pueden ofrecer alternativas: “Creo que estas triste porque nos tenemos que ir de la plaza, pero vamos a casa y podés seguir jugando antes de bañarte”. “Creo que estas enojado porque no te deje tocar esto, pero podes jugar con esto otro”.
Muchas veces los adultos/as nos sentimos incómodos/as en publico cuando las infancias atraviesan por estas situaciones, pero es importante tratar de mantener la calma y enfocarse en mantenerse regulado para poder regular al niño/a, lo que no significa que deje de estar enojado/a sino que pueda atravesar esa emoción de la mejor manera posible.
Lo que debemos evitar son los castigos físicos, gritos, chirlos, y las penitencias que solamente van deteriorando la relación de confianza que hay entre las infancias y los cuidadores o adultos/as significativos, además de que son una respuesta violenta hacia una actitud natural y esperable en el desarrollo.
En lugar de penitencia, podemos actuar consecuentemente a lo que acaba de suceder. En vez de “tiraste un vaso, y ahora te quedas sin ver la televisión”, “tiraste un vaso con agua, así que vamos a buscar un trapo y lo podemos limpiar juntos”. Una consecuencia a un acto le permitirá al niño/a entender y armarse un esquema mental más saludable sobre lo que puede llegar a suceder en esa y otras situaciones.
Esperamos que esta información les sea útil y puedan aplicar estos consejos con sus peques en casa.
Si quieren reforzar el trabajo de las emociones, les dejamos este recurso valioso de nuestro ALMACÉN DE RECURSOS:
JUGAR Y APRENDER CON LAS EMOCIONES (A partir de 4 años)
JUEGO DE RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS (A partir de 6 años)
Nos leemos en el próximo BLOG ALMACENERO
Rochi y Belu